26 julio, 2019
Yolanda Woeke, Directora de Ventas y Marketing de Dragonfly África, estuvo recientemente en un viaje en la vibrante Uganda, un pequeño país localizado en África central. Aunque éste no fue su primer viaje, el itinerario estuvo lleno de actividades inspiradoras, cuyo relato daremos a continuación:
La primera parada fue en Murchison Falls, el área de conservación más grande de Uganda, con aproximadamente 381 kilómetros cuadrados. Este parque es el hogar de los «cuatro grandes»: elefante, león, búfalo y leopardo. El área de conservación está dividida en norte y sur por el magnífico río Nilo. Cayendo a lo largo de un cañón rocoso, el río está literalmente exprimido por una fisura de 7 metros de ancho para crear una espectacular cascada, lo que hace que los cruceros por el río sean una actividad obligatoria en un safari de Murchison Falls. Para los aventureros, se tiene la posibilidad de caminar hasta las cataratas y disfrutar de algunas de las vistas más deslumbrantes.
La siguiente parte del itinerario fue el Parque Nacional Queen Elizabeth, que se divide en dos partes. Myewa está en la Península y, curiosamente, la mayor concentración de hipopótamos en África vive en esta región. Además es una región ideal para realizar trekkings para la observación de leones y chimpancés. En el safari de este parque, puedes ver búfalos, hienas, hipopótamos, increíbles aves, elefantes e incluso enormes cocodrilos del Nilo. En las propias palabras de Yolanda: «Aquí todo parece más imponente e impresionante, los animales son más grandes que en África del Sur o del Este».
No obstante lo que más destacará de cualquier viaje a Uganda seguramente será el Gorilla Trekking. Ubicados en lo alto de las colinas cerca del famoso Bosque Impenetrable de Bwindi, los gorilas están ferozmente protegidos y el acceso está limitado con el fin de preservar a estos primates amigables para las generaciones futuras. Se recomienda una estadía mínima de 2 noches en la zona, ya que este trekking es una actividad que toma todo un día. La salida es por la mañana y continúa hasta ubicar a una familia de Gorilas. Esto puede implicar hasta seis horas de caminata, por lo que los participantes necesitan un cierto nivel de condición física. Se permite un máximo de una hora para observarlos (esto es para garantizar que los animales no estén sobreexpuestos a los humanos), pero definitivamente vale la pena la caminata y, sin duda, es la hora que más rápido se pasa pero es la más emocionante de todo el viaje.
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